jueves, 6 de mayo de 2010

Cementerio café.

Aguda es la nota que sopla sin azúcar en los confines del despertar. El automatismo avanza como un ejército de caballos sin fronteras ni peajes. El sueño irrumpe en medio del autobús, de golpe el dolor de cabeza hace mella en la mente de quienes observan y esto solo se debe a un factor: La oscuridad que como onda expansiva se arrecia sobre los fallutos de la existencia. Todavía mucha gente es ciega por decisión propia, el alma se nubla entre los conflictos y las decisiones del hoy y el ayer solo se transforma en lo que no fue. Hay que tomarlo con pinzas y broches, cualquier salto puede llevar al mundo al abismo. El precipicio es oscuro y tentador pero no tiene nada que otorgar, es simplemente un féretro de almas que todavía vagabundean en los confines de la ideología mental de la gran masa edificada. Ah!

Estamos en el cementerio y las almas conviven en el café de la esquina, toman algo, se dispersan y leen el diario, se alucinan y sonríen pero no viven. No están aquí para presenciar nada. Allá a lo lejos se encuentra un bigotudo con un saco marrón un tanto desteñido y una boina a tono tocando en un bandoneón algo conocido. El conjunto acompaña y hay calor en la sala. Marche un cortado por favor, ¡Como no, señor! El llanto empieza a asomar mientras la humanidad descansa, es tan bello poder llorar y no poder palparse, solo está la esencia presente. La melodía está a la mitad. La luz tenue acompaña un romance que se genera entre los que no están. Que bello lugar, los cuadros adquieren vida y afuera está tan frío que parece que nevara en verano. Dentro las mesas hacen de soporte espiritual para los que hace varias horas que están y el conjunto sigue adornando el árbol de navidad. No es verano pero es época de celebración, no lo notó nadie ya que sigue durmiendo la enfermedad. Dentro del café sigue habiendo movimiento, el diario es otro condimento de la hermosura que da la ciudad. El tango parece ser el marco de un cuadro difícil de borrar. El óleo está mas seco que el desierto y no puede ser despintado jamás. No son sólo cuadros, son mundos en los cuales uno se sumerge y se sensibiliza adquiriendo muchas mas cosas de las que puede apreciar en la vida real. Ya es de madrugada bien entrada, el quinteto termina su obra y la taza está casi vacía, es hora de irse. Volveremos mañana a la misma hora para prender una vela más en el bar que ilumina cada mirada, y en cada alma la necesidad de revolucionar. Si, como leyó: Revolucionar contra las estructuras en el café.

¿Que tal? Hoy lo mismo de siempre, un café chico y un papel donde escribir mientras la banda suena a un costado parafraseando a la libertad con música instrumental. Dejo el saco en el perchero y el sombrero también, el mozo llega y se conforma en un concepto fundamental. Leo el diario y me detengo a escuchar, parece un sueño nomás. Un sueño tan real que no se puede palpar en la confusa realidad. Mientras, me acuerdo y me olvido de la tristeza perpetua, no hay que dejarla de lado. Sin embargo, ¡Que bien sienta acá! Garzón, siéntese un momento y disfrute de ésta noche. Que bien suena ese tango, el alma de éste lugar se mantiene intacta. Una medida de whisky por favor, venga amigo acompáñeme en éste documento.